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Aquí está la mejor playa del mundo. Y no lo decimos nosotros, lo dice el periódico The Guardian. Es la playa de Rodas en las islas Cíes. Aguas cristalinas y tranquilas, arena fina y dorada, una sugerente forma de media luna y, protegiendo la playa, un bosque de pinos que invitan a la siesta.
Si en el pasado las Cíes fueron refugio de piratas, ahora están deshabitadas y abiertas al público sólo en verano. Así se conservan como un paraíso natural, sin prisas, sin tráfico. Sólo el rumor de las olas y el viento. Pero si echas de menos el ruido, sube al Faro. Las vistas son impresionantes y podrás disfrutar de un espectáculo único: el griterío de miles de gaviotas (quizá la mayor colonia de Europa) en los acantilados... volando a tus pies.
Además de las Cíes, el Parque Nacional de las Islas Atlánticas incluye Ons, Sálvora y Cortegada. En Ons no te pierdas las misteriosas "furnas", cuevas marinas esculpidas en granito que, como la legendaria "Burato do Inferno", se decía que bajaban hasta el mismo infierno y en las noches de tormenta podían oírse las voces de los muertos. Y luego, para recuperar fuerzas, nada como saborear el famoso "polbo á Illa".
Atlántica majestad
Navegar hacia poniente es una de las grandes aventuras del litoral gallego. Existen las islas gallegas, estos son sus nombres: Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada. Archipiélago de aguas lo bastante turquesa y arena suficientemente blanca para evocar playas caribeñas... "hasta que metes un dedo en el agua". Esto afirma como mérito el diario The Guardian al considerar el arenal de Rodas en las Cíes como el mejor del mundo. Aguas frías con las mejores propiedades del océano para la vida submarina e historias singulares de pecios hundidos.
Desde el barco de la ría de Vigo se alcanza la línea del contorno de tres islas que juegan a ser dos. Son conocidas como las Cíes porque seguimos nombrándolas por el apodo romano de Siccas, las islas secas, aunque ninguna por separado se llame así. La del norte o de Monteagudo y la del medio o del Faro se unen por el finísimo arenal de Rodas y un lago que completa la estampa paradisíaca. La isla del sur o de San Martiño permanece alejada de las otras por un canal llamado Freu da Porta. El archipiélago alcanza además una serie de islotes que se unen bajo la superficie en unos fondos de enorme y frágil biodiversidad, desde la belleza microscópica en los prados de algas hasta la grandiosidad de los cetáceos que no es raro observar.
Ons y su hermana Onza u Onceta y el islote de las Freitosas cierran la ría de Pontevedra con una línea de costa perfilada con arena de playas. Por el contrario, la parte no visible desde tierra es extremadamente agreste y propicia para la formación de cuevas marinas (furnas) y escollos. El paisaje submarino de esta cara oceánica lo forman paredes verticales llenas de vida gracias al afloramiento de aguas profundas ricas en nutrientes. Lo supieron bien los habitantes de esta isla, la única actualmente poblada del Parque Nacional, dedicados a la pesca entre la que destaca la captura del pulpo.
Sálvora, en el extremo occidental de la ría de Arousa, con toda su constelación de islas cargada de leyendas e historias marineras como las pequeñas Noro, Vionta y Sagres, es la reserva total en fondo y superficie. Al igual que en las anteriores Cíes y Ons, el paso del hombre ha dejado la existencia de edificaciones humanas de uso religioso (capillas, altar o iglesia), civil (faros), militar (fortalezas) e industriales. En Sálvora la fábrica de salazón se convirtió en pazo con dos torres y encontramos además una aldea de hermosa apariencia tradicional con ocho hórreos y capilla.
Cortegada y las vecinas Malveiras gozan de la proverbial riqueza biológica del mar interior de Arousa. Para observar la actividad productiva el muelle y paseo de Carril ofrecen buenas lecciones de marisqueo con sus parques de cultivo de almeja y berberecho. Las mareas son la única frontera de la isla de Cortegada que parece conquistable a pie. En ocasiones se realizan visitas guiadas que además de la historia insular muestran tras su espeso pinar el tesoro vegetal que representa el bosque de laureles con ejemplares de hasta doce metros de altura.

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